Placa protectora vaccea
de Ángela Tobar
37 x 29 cm; bordado de Arraiolos.
«Hasta tal punto el modelo de vida y de muerte bella tenía que ver con el ejercicio de las armas y la gesta personal, acreditada en monomaquias o combates singulares, y que morir en combate suponía el máximo honor y en consecuencia, el cadáver era entregado a los buitres, animal sagrado que elevaba el alma del difunto al ámbito celestial.»