En Pintia, allende Duero, ajuar de la tumba 2.013
de Felipe Rodríguez
49x34x18 cm; hierro y piedra.
Necrópolis de Las Ruedas, Pintia.
Del suelo brota la historia de nuestros
ancestros, unas manos sumamente
cuidadosas extraen de la tierra el barro
de nuestro pasado.
Es primavera, los arqueólogos rescatan
vestigios de vida y muerte en la ribera
del Duero; jarras de vino y cuencos para
la carne en las sepulturas y así hacer
más llevadero el camino que conduce
hacia los dioses. Junto a los especieros
con formas zoomorfas se hallan joyas
de alfarería, fusayolas utilizadas por las
hilanderas de la época, incluso canicas
de barro, de las que usan los niños,
acompañan los enterramientos.
El río Duero, en su tramo central y antes
de la desembocadura en Oporto, es
un año más una balsa sedimentada en
memoria de los vacceos, de su cultura,
de su pasión por el vino...
Francisco Soto ¡¡Un buen amigo!!
Retrospectiva: VacceArte 2013.