Dolium
de Juan Carlos Jimeno
53 x 50 x 50 cm; torno decorado con óxido.
El ceramista necesita el fuego para ser y decir, culmina con él sus sueños. Sabe que lo ha de conocer, ser su amigo, su enemigo amado, dialéctica imprescindible, como la vida.
La voluntad de conocerlo y su obsesión ha inquietado el alma de los ceramistas a través de los tiempos, legando obras para la Historia.