Gracias a todos, a los que vinisteis y a los que no pudisteis venir pero hubierais querido estar. La jornada fue muy tempranera y hubo secciones de albañilería (quitar la palomina y cerrar las entradas a las palomas al bajocubierta de las escuelas Nuevas, plantear los canalones de la caseta de Las Ruedas y "enjalbegar" con gasóleo y grasa usada -gracias Roberto- las maderas del graderío), ferretería (ordenar herramientas, tornillería y demás objetos de bricolage), jardinería (plantar árboles y arbustos en La Revilla y después arrancar malas hierbas en la necrópolis de Las Ruedas) y limpieza (lavar todas las placas cerámicas de Las Ruedas y dar después cera natural; eliminar las pintadas de grafiteros en el columbario y el monolito).
Al mediodía, el cocido donde Angelines nos hizo más felices aún y nos dio las fuerzas suficientes para proseguir en nuestras tareas de voluntariado por la tarde, no sin un paseo previo por el cementerio de Las Ruedas. Celebramos, pues, con una antelación de 24 horas, el Día Internacional del Voluntariado.
Lamentablemente, supimos a última hora que Carmina, la mujer de Tomás Madrazo, había fallecido (d.e.p.).
Una jornada, en suma, muy provechosa, en la que además de mejorar las cosas pudimos, sobre todo, compartir la alegría de construir en común, de sentir lo público como propio. Si queréis dejar vuestras impresiones, también podéis hacerlo aquí.