El pasado 13 de junio, el rector de la Universidad de Valladolid, Antonio Largo, y el director general del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero, Miguel Sanz, firmaron un convenio de colaboración «con el objetivo de proteger, investigar y difundir el excepcional patrimonio arqueológico que alberga la Zona Arqueológica Pintia».
De esta forma, el Consejo Regulador aportará 6.000 € destinados al programa de investigación que desarrolla el CEVFW y contribuirá también a la promoción y difusión de los resultados de las investigaciones realizadas «en el conocimiento del propio yacimiento y su actividad, y a las acciones externas en las que intervengan o colaboren los investigadores del CEVFW». Además, el Consejo Regulador contribuirá a la programación eventual de charlas o conferencias ofrecidas por el equipo investigador para difundir los orígenes de la cultura del vino en la comarca de la Ribera del Duero.
El primer hito en la colaboración entre ambas instituciones tuvo lugar el pasado fin de semana dentro de las Jornadas Europeas de Arqueología, en las que el CEVFW realizó una amplia programación de actividades abiertas al público para la difusión del patrimonio arqueológico. Así, el sábado 15 el Consejo Regulador patrocinó una degustación de vinos de la Ribera del Duero, precedida de la conferencia El vino y el banquete en la Ribera del Duero durante la Protohistoria y la posterior proyección del documental homónimo.
Las investigaciones que se realizan en el yacimiento arqueológico de Pintia han descubierto que el consumo de vino en el territorio vacceo fue previo a la conquista romana de la península y que constituyó un bien de lujo consumido entre las elites locales. De este hecho han dejado constancia los restos de vino encontrados durante la campaña de excavaciones de 2002 en las tumbas de dos guerreros y una joven, en los que, tras los análisis de restos en diversos recipientes, quedó patente que su consumo alcanzaba por igual a hombres y mujeres en el mundo vacceo. El trabajo llevado a cabo por los distintos equipos del CEVFW ha demostrado que el pueblo vacceo consumía vino con regularidad, no sólo en actos de comensalidad sino también por motivos religiosos, ya que creían en la vida después de la muerte y se hacían acompañar en sus tumbas de los elementos que consideraban más valiosos, entre ellos el vino. Así, el vino más viejo de la Ribera del Duero fue datado con una antigüedad que superaba los dos mil quinientos años.