El pasado sábado 18 de noviembre tuvo lugar la última jornada de voluntariado pintiano realizada hasta el momento. Pese a las bajas temperaturas de la mañana y a la helada nocturna sobre las tierras castellanas, los trabajos comenzaron bien pronto en la nueva instalación del Programa Doceo, que quedó por fin delimitada y preparada para recibir en próximas fechas los primeros paramentos de madera. Si se cumplen los plazos previstos, la próxima primavera dispondremos de un nuevo espacio, concebido como aula al aire libre, donde seguir descubriendo a las jóvenes promesas de arqueólogos. Como siempre, junto al duro trabajo de azada, pala y carretilla (y algunas a los pinceles), también hubo momentos para la relajación y la charla, así como para disfrutar de la buena compañía y el buen vino.
La comida se celebró "en donde Angelines" y con ello retomamos viejas y templadas costumbres que ya íbamos olvidando, al calor de la gloria. Una vez más, el buen hacer de la anfitriona nos volvió a maravillar con su destreza en los fogones. Si las costumbres, lo tradicional, forman parte de la identidad del individuo, no cabe duda de que Angelines y su familia son inseparables de la identidad del CEVFW y aun de todos sus miembros.
A continuación os dejamos algunas instantáneas de un gran día para todos los amigos pintianos.