Agricultores, ganaderos, artesanos y comerciantes
Precisamente de estos contextos habitacionales se ha recuperado una amplia información para comprender la base económica de estas gentes. Así, la cabaña ganadera estuvo constituida, por orden de importancia, por vacas, ovejas, cabras, cerdos, caballos, gallinas y conejos. Los ovicaprinos tuvieron gran importancia, no tanto en relación con su consumo como por los productos derivados y en particular por la lana. Materia prima, de característico color negro, que serviría de base para una floreciente actividad textil: la confección de sagas o capas de lana, cuyo aprecio convirtieron a este producto en valor de cambio en el pago de tributo de guerra. Por su parte, el caballo, antes que en relación con el consumo, debió de jugar un papel importante como elemento táctico; el elogio que los autores clásicos hacen de la caballería celtibérica, y por extensión de la de algunas ciudades vacceas como Pallantia o Intercatia parece suficientemente expresivo al respecto.
Juego de fusayolas y pesas de telar
La aportación a la dieta vegetal vino de la mano de una agricultura cerealista extensiva. Los silos de algunos poblados vacceos o las abundantes referencias escritas son bien explícitos sobre el carácter excedentario de las cosechas vacceas. También el registro arqueológico, en aquellos casos en que se ha producido una fase de destrucción por incendio, arroja con frecuencia el dato de silos repletos de trigo carbonizado que vienen a confirmar lo antedicho.
Trigo carbonizado
Muy probablemente el vino fuera ya producido cuando menos desde el siglo II a. C., según vienen a demostrar algunos datos de Cauca, pero su consumo frecuente está acreditado desde los inicios del siglo IV a. C. en copas recuperadas en el cementerio de Las Ruedas de Pintia.
Con todo, el sector agropecuario no debió de constituir la base económica exclusiva de las gentes vacceas. El análisis de la cultura material obtenida en el registro arqueológico permite concluir el alto desarrollo de sus manufacturas y la intensidad y alcance de los intercambios comerciales que, amén del marco local, habrían alcanzado cuando menos una dimensión interregional, especialmente con la zona septentrional de las actuales provincias de Palencia y Burgos, e incluso Álava, donde se establecieron los históricos cántabros, autrigones, turmogos o berones.
Útiles de labranza encontrados
en una casa del siglo I a. C. en Las Quintanas
Uno de los déficits más evidentes en este territorio sedimentario de la zona central de la cuenca del Duero fue la ausencia de criaderos metálicos que sustentaran los trabajos de broncistas, herreros y orfebres. Y sin embargo, dentro de la región vaccea encontramos una espléndida variedad y cantidad de elaborados metálicos, algunos de ellos incluso con rasgos de peculiaridad suficientes para otorgar a la metalistería u orfebrería unas señas de identidad propias. Es evidente que el excedente de producción cerealista sirvió para intercambiar todas una serie de materias primas, entre las que incluiríamos también el granito, tan habitual para confeccionar los característicos molinos circulares, con las áreas circundantes.
Otra serie de elementos cerámicos testimonian la variedad y pujanza de las producciones alfareras vacceas. Cerámicas elaboradas a mano, lisas o decoradas con peine, diversas variedades de cerámica torneada, ya sea la tosca o común o la fina pintada con motivos geométricos, tuvieron un gran éxito y difusión. La excavación de barrios artesanales específicos como el de
Carralaceña, vinculado al
oppidum de Pintia, ha permitido documentar diversos hornos alfareros.