Los albores de la historia en la meseta castellana
La Edad del Hierro transcurre entre el final de la última cultura de la Edad del Bronce y la conquista romana de la meseta. En este dilatado marco temporal que abarca la casi totalidad del primer milenio previo al cambio de Era, se operan importantes transformaciones sociales y económicas (urbanismo, implantación de la metalurgia del hierro, adopción del torno alfarero, etc), cuya responsabilidad cabe atribuir, al menos para un momento avanzado del mismo, a grupos humanos concretos, con nombres propios, que por vez primera conocemos gracias a las informaciones referidas por las fuentes escritas clásicas. Los vacceos fueron una de esas etnias prerromanas que habitaron el territorio central de la cuenca del Duero.
Escena hogareña vaccea (dibujo de Luis Pascual Repiso) Su particular desarrollo urbano, uno de los más tempranos del interior peninsular, ofrece un peculiar
patrón de poblamiento, con la aparición de las primeras ciudades de nuestra historia que pudieron albergar varios miles de habitantes. Estos núcleos urbanos estarían regidos por una aristocracia guerrera, de la que las fuentes clásicas y el registro arqueológico dan buena cuenta.
La
base económica que las sustenta es fundamentalmente agropecuaria, con una especial importancia del cultivo de cereales que proporcionó los excedentes necesarios para poder comerciar con otros territorios y obtener las materias primas aquí ausentes, metales y piedras duras.
Las
creencias que los vacceos nos transmiten nos ilustran sobre su peculiar sensibilidad ante el trágico hito de la muerte, al tiempo que éstas y otras narraciones de las fuentes clásicas nos informan de conductas vinculables al mundo céltico.
Es indiscutible que los vacceos, en apenas las veinte generaciones que transcurrieron entre el siglo IV a. C. y el cambio de Era, imprimieron su sello particular a estas tierras (arquitectura de adobe, agricultura cerealista, vino y banquete, etc.).
Buena parte de esas adaptaciones al territorio han llegado al presente como parte de una
herencia que a todos nos pertenece.